Sensaciones alimentarias

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Sentimientos con los Alimentos
Sentimientos con los Alimentos

Sentimientos con los alimentos

Cada uno de nosotros tiene sentimientos diferentes, lo que justifica que la percepción de nuestras sensaciones se experimente de manera diferente de una persona a otra. Son muchas las sensaciones, pero nos centraremos en tres de ellas para este comienzo del artículo: hambre, plenitud y saciedad.

Las diferentes sensaciones alimentarias

Cada uno de nosotros tiene sentimientos diferentes, lo que justifica que la percepción de nuestras sensaciones se experimente de manera diferente de una persona a otra. Son muchas las sensaciones, pero nos centraremos en tres de ellas para este comienzo del artículo: hambre, plenitud y saciedad.

Empecemos por el hambre, esta es una sensación que se expresa en el cuerpo a menudo en la región ventral y en particular en el estómago. Sin embargo, son posibles otras manifestaciones porque, como hemos visto, las impresiones percibidas pueden variar de un individuo a otro. Pero, ¿qué es el hambre? Bueno, esto es un déficit de energía, lo que significa que su cuerpo ya no tiene suficientes nutrientes para funcionar al 100% de su forma.

El cuerpo obtiene esta energía faltante de los alimentos que va a ingerir. En otras palabras, comer cuando se tiene hambre simplemente llena la carencia expresada por su cuerpo y, por lo tanto, utiliza inmediatamente la energía proporcionada por la comida. Por lo tanto, no almacena y por lo tanto no aumenta de peso. Sin embargo, después de esta definición de hambre, debemos insistir en el hecho de que el hambre no se trata solo de satisfacer una necesidad vital. De hecho, el acto de comer también contribuye a la aparición de la noción de placer, convivencia y compartir.

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Reconocer tu umbral de saciedad para poder respetarlo nos permite no ir más allá de la respuesta a nuestras necesidades y así solo proporcionar a nuestro cuerpo lo que necesita. No se proporciona ningún excedente, por lo que no se requiere almacenamiento, lo que ayuda a mantener su peso saludable. Existen varias formas de saciedad, saciedad específica y saciedad global, es interesante aprender a diferenciarlas. La saciedad específica se refiere a un alimento o plato en particular, pero no a todas las ingestas de alimentos.

De hecho, a veces puede suceder que sientas que ya no tienes hambre de terminar tu plato pero aún tienes hambre de consumir una parte de queso o un yogur por ejemplo, esta es la saciedad específica. Su cuerpo está lleno de un alimento específico pero no de otro, por lo que le pide que cambie a un producto alimenticio diferente. Finalmente, la saciedad es un sentimiento que exige dejar de tener hambre y estar completamente satisfecho a nivel físico pero también psicológico.

Por último, la saciedad es una sensación que exige dejar de tener hambre y estar completamente satisfecho a nivel físico pero también a nivel psicológico.

¿Por qué aprender a reconocerlos?

Reconocer nuestras sensaciones alimentarias nos permite respetarlas y participar en el mantenimiento de un bienestar a nivel de sensaciones corporales. De hecho, comer cuando tienes hambre y detenerte cuando estás lleno limita las molestias, especialmente a nivel digestivo y corporal.

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Este enfoque le permite tender hacia su peso saludable y / o preservarlo a largo plazo y así facilitar su movimiento y ejercicios físicos y actuar en prevención de la salud. Interesarse en cómo se siente acerca de la pérdida de peso parece más funcional a largo plazo que embarcarse en dietas restrictivas. Esta feroz lucha contra ti y tus antojos llega a su fin y pierdes peso sin frustración alguna.

Pero, ¿cómo puedes perder peso sin luchar contra tus antojos? El secreto ya está en saber reconocerlos. En efecto, conocer las señales fisiológicas de nuestro hambre permite saber cómo se manifiesta y así poder diferenciarlo de los antojos. Saber si es hambre o antojo te permite adaptar tu conducta alimentaria y las cantidades ingeridas.

Al contrario de lo que se podría pensar, no en la pérdida de peso no es imprescindible luchar contra tus deseos, ¡al contrario! Luchar contra tus antojos puede inducir frustración y pensamientos obsesivos, siempre y cuando no se satisfaga el impulso permanece en tus pensamientos hasta el momento en que te agrietes y / o consumas cantidades que ya no serán apropiado.

Entonces, cuando surja un antojo, no luches sino adapta las cantidades consumidas. Efectivamente, como no se trata de un hambre de gran volumen no será necesaria porque no buscamos saciedad sino solo placer. La degustación es una buena herramienta para trabajar las cantidades, no dudes en probarla.

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Nutrición, salud y peso, ¿Cuáles son las diferencias?

Reconocer nuestras sensaciones alimentarias nos permite respetarlas y participar en el mantenimiento de un bienestar a nivel de sensaciones corporales. De hecho, comer cuando tienes hambre y detenerte cuando estás lleno limita las molestias, especialmente a nivel digestivo y corporal. Este enfoque le permite tender hacia su peso saludable y / o preservarlo a largo plazo y así facilitar su movimiento y ejercicios físicos y actuar en prevención de la salud.

Interesarse en cómo se siente acerca de la pérdida de peso parece más funcional a largo plazo que embarcarse en dietas restrictivas. Esta feroz lucha contra ti y tus antojos llega a su fin y pierdes peso sin frustración alguna.

Pero, ¿cómo puedes perder peso sin luchar contra tus antojos? El secreto ya está en saber reconocerlos. En efecto, conocer las señales fisiológicas de nuestro hambre permite saber cómo se manifiesta y así poder diferenciarlo de los antojos. Saber si es hambre o antojo te permite adaptar tu conducta alimentaria y las cantidades ingeridas.

Al contrario de lo que se podría pensar, no en la pérdida de peso no es imprescindible luchar contra tus deseos, ¡al contrario! Luchar contra tus antojos puede inducir frustración y pensamientos obsesivos, siempre y cuando no se satisfaga el impulso permanece en tus pensamientos hasta el momento en que te agrietes y / o consumas cantidades que ya no serán apropiado.

Entonces, cuando surja un antojo, no luches sino adapta las cantidades consumidas. Efectivamente, como no se trata de un hambre de gran volumen no será necesaria porque no buscamos saciedad sino solo placer. La degustación es una buena herramienta para trabajar las cantidades, no dudes en probarla.

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“La salud no es conocida hasta que es perdida” “El que bien come y bien digiere, sólo de viejo se muere”
 

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