La mantequilla, del latín butyrum, es un producto lácteo obtenido después de batir y madurar la crema de leche. Hace unos siglos se usaba ocasionalmente y por motivos cosméticos. Hoy, incluye el consumo diario durante las comidas. A menudo, untada en una rebanada de pan para el desayuno, la mantequilla blanda o blanda realza el sabor de muchas preparaciones. Por su riqueza en nutrientes, efectivamente se utiliza como ingrediente básico en postres y diversas recetas. Para apreciar mejor sus cualidades nutricionales, aquí encontrará todo lo que necesita saber sobre esta grasa.
La mantequilla, el alimento graso más popular del mundo, tiene una historia que se remonta a siglos. Su evolución en el tiempo es bastante fascinante.
Los primeros rastros de mantequilla se descubren entre los sumerios alrededor del 4.500 a. C. y entre los arios de la India alrededor del 3.300 a. C. Este producto también es utilizado por los antiguos griegos y romanos que lo usaban como crema de belleza. En la Edad Media, la mantequilla se consideraba la grasa de los pobres porque era una fuente de grasa de fácil acceso.
Actualmente, la palabra mantequilla ya no indica solo el producto derivado de la leche de vaca. Seguido de un suplemento de nombre, este nombre designa ciertas grasas dietéticas como la manteca de cacao, mantequilla de cacahuete, mantequilla de avellana o manteca de karité.
La mantequilla gourmet es una mantequilla de alta calidad. Destaca por su sabor fresco y cremoso. Apreciada por los profesionales de la gastronomía, este tipo de mantequilla es perfecta para cocinar platos auténticos y para hornear. En este sentido, existen dos variedades de mantequilla gourmet conocidas como mantequilla sin sal y mantequilla semi-salada.
Mantequilla salada, mantequilla cultivada, mantequilla cruda, mantequilla negra, mantequilla bretona… las opciones en las estanterías de los supermercados son numerosas. Sin embargo, la buena mantequilla generalmente depende de su uso final. Por su sabor excepcional, las mantequillas elaboradas con nata cruda son ideales para tostar o para recetas que requieran poca cocción.
Por su parte, los productos elaborados a partir de nata pasteurizada son perfectos para preparaciones cocidas.
La mantequilla tiene un componente muy específico. Al ser una grasa por derecho propio, es fundamental conocer sus diferentes componentes para integrarla correctamente en la dieta diaria.
La mantequilla normal se distingue por su alto contenido en grasas. De hecho, contiene 3 tipos de ácidos grasos, a saber:
La mantequilla también es una fuente interesante de vitaminas como la vitamina A, betacaroteno, vitamina D, vitamina E y vitamina K. oligoelementos como calcio, magnesio, hierro y sodio también se encuentran en esta lechería.
La mantequilla se compone principalmente de grasas. Por eso es calórico. Su aporte energético se estima en 3.060 Kj o 745 kcal por 100 g. Sin embargo, sigue siendo un alimento codiciado en términos de dieta adelgazante y reequilibrio de alimentos. Siempre que se consuma de forma moderada, la mantequilla es beneficiosa para la salud y se puede combinar perfectamente con el objetivo de pérdida de peso.
Las estaciones pueden afectar el color y el contenido de vitamina A de la mantequilla. Sin embargo, el producto está disponible durante todo el año. Para la producción de mantequilla, la crema de leche se somete a un proceso de maduración de 2 días con el fin de desarrollar el aroma. Luego se bate para separar la mantequilla del suero de leche. Cuando la crema forma granos pequeños, un ocular de vidrio en la batidora se vuelve más claro. La operación continúa con el prensado en un molde o ensamblado en un terrón de alta temperatura. La refrigeración de la mantequilla completa el proceso de fabricación.
Aunque es una grasa por excelencia, la mantequilla aporta efectos beneficiosos al organismo humano. Estos beneficios para la salud también explican por qué su fabricación y consumo han continuado en el tiempo.
Debido a su alto contenido de vitamina A, la mantequilla juega un poderoso papel antioxidante en el organismo. Como tal, mejora la visión y preserva la calidad de la piel mientras asegura el crecimiento de huesos y dientes.
La vitamina D que contiene le permite favorecer la asimilación y la fijación del calcio en los huesos. Además de esto, también ayuda a proteger el metabolismo de diversas infecciones.
Además, la mantequilla también protege a las células de los efectos de los radicales libres provocados por el estrés oxidativo.
Fuente de ácidos linoleicos, este producto lácteo también actúa como antiinflamatorio manteniendo la flexibilidad de las arterias. De hecho, el ácido butírico de la mantequilla le confiere propiedades antifúngicas y antitumorales.
Por estas múltiples razones, la mantequilla es omnipresente en el contexto de una alimentación sana y equilibrado. Además de mantener la salud, el consumo de mantequilla, en cantidades razonables, permite perder peso fácilmente sin causar malas consecuencias en la salud como el cansancio, el efecto yo-yo …
El consumo de mantequilla, como el de otros grasa, debe realizarse estrictamente a una dosis razonable. Para ello, las cantidades recomendadas son 15 g al día para niños, 20 g para adultos y 30 g para adolescentes y adultos realizando un esfuerzo físico regular.
La mantequilla más beneficiosa para la salud es el ghee, que se origina en la India. Elaborado a partir de la mantequilla clásica o la mantequilla de Charente, no contiene agua, lactosa ni proteínas. Su sabor se caracteriza por un ligero sabor a nuez. La margarina también es un sustituto más saludable y de calidad de la mantequilla. Está elaborado con aceites vegetales.
Debido a su alto contenido en ácidos grasos saturados, la mantequilla, consumida en exceso, puede conducir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. En el mismo contexto, también puede influir en el aumento del nivel de colesterol malo bajo el nombre de colesterol LDL. Para moderar el consumo de mantequilla, busque el consejo de un nutricionista.
Las recetas de dietas a base de mantequilla son numerosas y variadas. De hecho, esta grasa combina perfectamente con preparaciones saladas y dulces.
Para preparar una salsa de mantequilla blanca:
Para tener caramelo de mantequilla salada:
Para obtener crema de mantequilla:
Para hornear galletas de mantequilla de maní:
Para hacer un pastel de mantequilla de avellanas:
Para tener pan de mantequilla:
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