Estudios científicos sobre métodos terapéuticos tradicionales, como la “Aromaterapia”, han demostrado ser eficientes para mejorar la salud y bienestar en el tratamiento de algunos de los padecimientos y afecciones más comunes del organismo, así como en la conducta, ya que actúan psicológicamente, por asociación de ideas, de vivencias agradables, placenteras, desagradables, etc.
Su facilidad de absorción en la piel permite que los componentes activos penetren directamente en el organismo, equilibrando y armonizando todo el sistema, a través de los meridianos energéticos, la circulación sanguínea y linfática, las células, los tejidos, los órganos, los aparatos y los sistemas.
Por lo tanto la Aromaterapia es un método curativo holístico que puede actuar sobre procesos físicos, mentales y emocionales con efectos muy armonizantes.
Si bien el término Aromaterapia es relativamente moderno el uso de los aceites y esencias se remonta a la antigüedad, encontrándose los Egipcios, los Griegos, Chinos, ente aquellos que según hallazgos arqueológicos pudieron haber utilizado los aceites esenciales como forma de combatir enfermedades, curar heridas o aliviar dolores.
Los aceites y esencias de la Aromaterapia son sustancias que contienen los compuestos volátiles del metabolismo de las plantas que guardan el aroma, son obtenidos generalmente por destilación de vapor, se caracterizan por ser muy ligeros y de textura muy fina, su composición química es muy rica, variada y compleja, por lo que son potentes antisépticos, bactericidas y analgésicos.
Entre otras propiedades de la aromaterapia terapéuticas los aceites y esencias representan la energía vital de las plantas, es el pulso de su mundo y quizá la sustancia de la vida, este pulso fue creado para entregar a cada célula del organismo humano la energía y los nutrientes para reforzar la habilidad de regeneración, fuerza y protección.